Santa Catalina de Siena

Santa Catalina de Siena nació en 1347 en Italia. Creció en una familia con padres llenos de muchas virtudes, siendo la caridad la principal enseñanza para su hija. Favorecida por Dios con gracias desde su juventud, fue una mujer aherida mucho a la oración y el amor a Dios.

A los 7 años, Catalina consagró su virginidad a Dios. A los 12 años, intentaron convencerla del matrimonio y alentarla a prestar mucha atención a su apariencia. Catalina se vestía de gala e incluso portaba joyas con el fin de alegrar a su familia, pero terminó por arrepentirse de tal vanidad.

A los quince años de edad, Catalina ayudaba a los pobres, a los enfermos y consolaba a los afligidos y prisioneros. Con un franco camino de humildad. Santa Catalina fue siempre obediente, incluso, negando su  propia voluntad, purificando su corazón con algunos sufrimientos.

Con mucha más edad, Catalina de Siena se retiró a Roma, donde vivió hasta su muerte, siendo sepultada en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma.